La vida va avanzando y a nuestro paso vamos encontrando personas que van apareciendo en eso que podría ser la serie de nuestra propia vida. Como si se tratara de una ficción, en nuestro universo también hay figurantes con frase, personajes episódicos, algunos que se quedan fijos y otros que reaparecen con el paso del tiempo. Sin nosotros pretenderlo, podría decirse que este ha sido el eje de la entrevista con Diana Palazón. No sólo porque tengo el placer de volver a entrevistarla, sino porque estos días se reencuentra con el director Antonio Hernández Centeno en Héroes, una función que estrena en La pensión de las pulgas.
Ángel Caballero: Acabo de estar hablando con un amigo común que te conoce bien. Le he dicho que iba a reunirme contigo y me ha dicho: “He grabado 400 capítulos con ella… Es una de las mejores parejas que he tenido en la ficción y una persona maravillosa”.
Diana Palazón: Ese ha sido Fernando Andina. (Risas)
A.C: ¡Exacto! ¿Dirías que, para ti, también ha sido una de las mejores parejas que has tenido en la ficción?
D.P: Sí, junto con Antonio Zabálburu. Pero no me hagas elegir entre uno de los dos, porque no puedo. Además, no sé si sabes que son primos lejanos… Así que todo queda en casa. (Risas) Yo tuve una historia de amor maravillosa con Andina en Al salir de clase, pero es que después tuve otra relación con Zabálburu en Hospital Central que duró cinco años. Y esa historia de esta pareja fue también tremenda. He tenido la suerte de tener relaciones muy consistentes en la ficción.
(Diana lleva: Blusa de Warehouse, Collar Anton Heunis, Jeans Levi´s y calzado Paula Alonso. Ángel lleva: Traje gris y Jersey de punto fino de Antony Morato y Bota deportiva Antony Morato)
A.C: Curiosamente, años después volviste a coincidir con Fernando en la serie Gavilanes y os fuisteis a vivir a Barcelona, que era donde se iban vuestros personajes en Al salir de clase cuando acababa la serie.
D.P: ¡Es verdad! Pues creo que nunca había caído. (Risas)
A.C: Bueno, he de decir que esto también me lo ha soplado Fer, así como que en Barcelona vivíais uno encima del otro.
D.P: Es que él y yo hemos compartido varias veces vivienda. Cuando yo estuve con Nacho López, ya sabes que fuimos pareja durante cinco años (Bueno, según él, casi cuatro años y medio… que si lo lee va a decir que no fueron cinco) (Risas) Fernando y Nacho vivían juntos y yo me compré una casita cerca de donde vivían ellos y, mientras la estaba arreglando, me fui a vivir cuatro meses con ellos.
A.C: ¿Y no saliste corriendo?
D.P: Para nada. Fueron de los mejores cuatro meses de nuestras vidas. No te puedes imaginar cómo disfruté. Nos lo pasábamos en grande. Así que ya habíamos sido compañeros de piso y nos habíamos visto por las mañanas muchas veces. (Risas) Y durante el año que pasamos después en Barcelona también fue muy divertido.
A.C: Hace poco estaba viendo la película El Palo y cuál fue mi sorpresa cuando veo una especie de crossover con Al salir de clase, porque aparecías tú con Andina haciendo de pareja.
D.P: Sí… (Risas) Yo era la hija de Carmen Maura y Fernando hacía de mi novio. Bueno, y Gorka Otxoa era mi hermano. Aquella fue la primera vez que coincidimos, que él súper pequeño… Bueno, yo también lo era, pero él más… (Risas)
A.C: Y ahora habéis trabajado juntos recientemente en la obra Los miércoles no existen. De Los miércoles hablaremos más adelante, porque antes me gustaría que me contases cómo ha sido otro reencuentro, el de Antonio Hernández Centeno en Héroes, después de haberte dirigido en El día que nació Isaac.
D.P: Maravilloso, al igual que en aquella ocasión…
A.C: En esa función interpretabas a una mujer cuyo conflicto era que no podía tener hijos, justo en el momento en el que tú te quedaste embarazada.
D.P: Eso es. Mi personaje tenía todo ese conflicto con su pareja, que era Félix Gómez, y toda la trama de la obra giraba en torno a eso. Recuerdo que fue justo el día antes del primer ensayo cuando me enteré de que estaba embarazada. Al día siguiente llegué y les dije: “Chicos, no creo que pueda seguir porque estoy embarazada” y me contestaron que no pasaba nada, que siguiera y que aguantaríamos hasta que no pudiéramos más porque se me empezara a notar. Por eso yo siempre digo que mi hijo fue actor desde el principio, porque estaba en un escenario conmigo todas las noches haciendo como que no estaba. (Risas) Fue muy hermoso…
A.C: Imagino que no debe ser fácil salir a hacer la función interpretando escenas en las que estás sufriendo porque no puedes tener hijos, al mismo que tienes las típicas sensaciones físicas que provoca un embarazo.
D.P: Eso, sobre todo, me ocurrió al final. Es verdad que había veces en las que estaba hablando de lo mal que me sentía por no poder ser madre y, de repente, notaba una patada. (Risas) Era una complicidad muy bonita que tenía yo con el bebé. Ahora ya le cuento todas estas cosas… No sé si lo acaba de entender porque tiene tres años, pero dentro de un tiempo seguro que sí.
A.C: Volviendo a Héroes, ¿Qué es lo que más te ha atraído de este proyecto?
D.P: Pues como apuntabas antes, que es Antonio y es uno de los mejores dramaturgos que yo conozco. Me parece que tiene una sensibilidad, una poesía y una enorme profundidad. Tiene una forma muy peculiar de escribir y esta función, que escribió hace muchos años, tiene su sello. Él tiene algo muy poético, rítmico y sus textos son como una partitura… De hecho, al ensayar nos hemos dado cuenta los actores de que no sólo tenemos que estar con nuestros ritmos internos, sino con los de la propia función. No es verso, pero tiene como los aromas del verso… Es un texto que no se puede decir de cualquier manera. Y bueno, si Antonio me dice ven… Además, también estaba Raúl Tejón en la función, que somos muy amigos, y Miguel Diosdado, al que no conocía pero me parece fantástico. Y con todos estos elementos… es que no tuve muchas dudas.
A.C: Tu personaje, María, es una psicóloga. Una profesión con una manera muy concreta de hablar y de escuchar a los pacientes… ¿Has ido a alguna terapia para ayudarte a componer este personaje?
D.P: Mi personaje es psicóloga, pero en esta función traspasa los límites de lo que les está permitido. Además, ejerce de catalizador y de narradora. También se juega mucho con el espacio/tiempo en esta obra de teatro. Hay momentos en los que parece que la acción está en pasado, otras en presente… Es como si los personajes ya hubieran vivido eso. Están como en una dimensión diferente en la que ya han pasado por eso y lo están visualizando y reviviendo. Es muy interesante… Hay que verla.
A.C: Vuelves, después de Los miércoles no existen, a una obra que está dentro del circuito de teatro alternativo.
D.P: La verdad es que en los tiempos que estamos viviendo es lo que está trayendo. Aunque bienvenido sea el teatro alternativo, porque, a veces, para hacer otro tipo de teatro tenías que esperar mucho más tiempo y ahora tenemos mucho más acceso a poder estar haciendo cosas sin parar. Los miércoles, por ejemplo, empezó así pero ya se ha convertido en un fenómeno comercial, y ahora estamos a punto de entrar otra vez en Madrid, además en un buen teatro y con muy buenas condiciones.
A.C: Una de las propuestas más interesantes de Los miércoles no existen era que, al tener dos repartos, el elenco podía cambiar según el día en el que fueras a ver la función. Mucha gente no sabe lo maravilloso, y al mismo tiempo desconcertante, que puede ser esperar una réplica de un actor y darte cuenta de que el que lo hacía de esa manera y con esa intención era tu otro compañero que interpretaba al mismo personaje.
D.P: Sí, muchas veces tu subconsciente se queda esperando la forma del otro. No te puedes imaginar cuánto hemos ensayado esta función. Cada vez que había un cambio de reparto se hacían ensayos y llegó un punto de “por favor, no puedo ensayar más esta obra. Es imposible”. Yo creo que no he ensayado tanto en mi vida, pero también era muy bonito, porque te mantenía muy fresco. Desde un primer momento sabíamos que iba a ser así, pero es que no sólo cambiabas de personaje, porque también iba a la otra función a hacer una sustitución y, para mí, había cambiado todo el elenco. Eso es… No te puedes ni llegar a imaginar. Es como hacer otro personaje, aunque sea el mismo. Y eso te mantiene alerta y completamente vivo. Además, en esta función nos alimentamos mucho unos de otros, porque llega alguien y aporta algo distinto a lo que te daba el otro actor. Es muy divertido, porque vamos cogiendo cosas unos de otros.
A.C: Eso no siempre es fácil. Hay compañeros que prefieren desmarcarse por completo de lo que haya hecho otro actor y que su propuesta no tenga nada que ver.
D.P: Nosotros, en ese sentido, hemos encontrado un punto muy bueno en el que la función es de todos y lo que funciona, funciona. Hay una gran confianza, respeto y, aunque cada uno tiene su propia esencia, no pasa nada por copiarle algo al otro. Es que hay que entender que es algo que viene bien a la función y no es para ti, ni para tu gloria personal.
A.C: Hablábamos de reencuentros y en Los miércoles, además de Gorka, tienes otro importante: Marta Solaz.
D.P: Sí, pero poco… Coincidimos cuando he hecho sustituciones en su elenco y, además, nuestros personajes no llegan a coincidir en ningún momento de la función. Me da una rabia… (Risas) Es que Marta y yo somos como hermanas, es mi mejor amiga. Me da mucha alegría, porque la vida siempre nos junta, no somos nosotras solas. Al principio de los tiempos, cuando vinimos a Madrid para hacer Al salir de clase, vivíamos en el mismo edificio (ella en el primero y yo en el tercero). Estuvimos mucho tiempo así y luego compartimos piso con otra gente… y ahora Los miércoles.
A.C: Además, fuisteis madres, casi, al mismo tiempo, al igual que otras compañeras de Al salir de clase, como Olivia Molina.
D.P: Es la edad… (Risas) Supongo que forma parte del proceso vital.
A.C: Imagino que ahora compaginarás ambas funciones.
D.P: Sí, antes simultaneaba Los miércoles y La dama duende, que acabó en noviembre, y ahora lo compaginaré con Héroes.
A.C: Este verano has rodado una película, junto a Raúl Tejón. ¿Qué me puedes adelantar de este proyecto?
D.P: Es una película que se titula Legionario y está rodada en cooperativa, por lo que, si fuera bien, cobraríamos un tanto por ciento de la recaudación en taquilla. Esto es algo que se está haciendo mucho ahora por los tiempos que corren y que todos ya conocemos. A mí no me gusta mucho entrar en proyectos de este tipo, pero tampoco soy radical. Me pareció bonito el proyecto, me encantó el director y venía de la mano de Raúl, con el que tengo una gran confianza. Eduardo Garza, el director, es un mejicano estupendo que trabaja mucho aquí y en Estados Unidos. Ha hecho varios cortos y éste es su primer largo. Nos metimos en esta aventura de rodar una película de guerra, de legionarios… y ha sido divertidísimo. Me he vestido de militar, he hecho instrucción con armas…
A.C: Ahora, cuando acabemos con este reportaje, te recogen para ir a hacer las pruebas de vestuario de… ¿Se puede contar?
D.P: Sí, de Sin Identidad. Es un personaje pequeño que va a aparecer en la trama de Lydia Bosch y… Creo que no te puedo contar mucho más. Coincido con Miguel Ángel Muñoz, que también es amigo… Es que esta profesión tiene algo de que vas creciendo, vas cumpliendo años y te das cuenta de que en cualquier sitio que entras ya conoces, al menos, al cincuenta por ciento del equipo. Jordi Rebellón o Verónica Sánchez son algunos de los compañeros con los que también voy a coincidir.
A.C: Es bonito eso que dices de ir creciendo y, cada cierto tiempo, volver a coincidir con compañeros y ver cómo han ido evolucionando en su trabajo y en su vida
D.P: Sí, hace poco también me reencontré con Juan Díaz, al que no había vuelto a tratar desde Gente Pez e hicimos de pareja en un capítulo de La que se avecina. Es hermoso eso de volverte a encontrar en el camino, porque vas como sumando y nos da mucha alegría.
A.C: Después de tantos años en Hospital Central, ¿Has acabado aprendiendo cosas de medicina que has podido incorporar a tu vida personal?
D.P: No, y como pretendas aprender de eso… vas listo. Lo que sí ocurre es que toda la terminología te acaba sonando. Hombre, sé hacer un masaje cardíaco o un torniquete y en un momento dado podría utilizarlo. También es que mi padre es médico, por lo que he tenido contacto con ese mundo durante toda mi vida y, para mí, nunca fue algo tan diferente.
A.C: A raíz de interpretar este personaje, ¿Te ha ocurrido algo curioso cuando has tenido que ir a un hospital?
D.P: Uy, claro. Vas a un hospital y todo el mundo te reconoce, porque es su profesión y todos los que están allí te ven. Eso está bien, porque cuando vas a un hospital siempre es por alguna circunstancia en la que estás en un momento bastante vulnerable y se agradece mucho que la gente se acerque con cariño. Ahora, todo el mundo sabe que estás allí… Yo recuerdo cuando fui a parir que todo el hospital se enteró de que estaba yo ahí pariendo. (Risas) Pero la verdad es que siempre me he encontrado con mucho cariño, porque mi personaje, además, era muy querido, y eso ayuda.
A.C: Estos días, hablando con amigos sobre que me iba a reunir contigo para hacer este reportaje, muchos me decían: “¡Dios! ¡Diana Palazón! Me pasé toda mi juventud enamorado de ella…” (Risas) ¿Eres consciente de que has sido un sex symbol para toda una generación?
D.P: Empiezo a ser más consciente ahora de todo lo que pasó en aquel momento. En aquella época, no. Creo que somos muchas actrices… Que hay personajes que cuajan muy bien y que la gente empatiza mucho contigo… Pero yo no me siento un sex symbol para nada, porque no soy ese perfil.
A.C: A veces, no es como tú te sientas, sino cómo te ven los demás…
D.P: Puede ser. Ahora soy más consciente, porque todo el mundo recuerda a Miranda de Al salir de clase, y con cariño. Me lo dicen mucho… y que te sigan diciendo esas cosas al cabo de los años, me hace darme cuenta de que algo pasó ahí. Pero, sobre todo, creo que es algo que tiene que ver con el personaje.
A.C: Para acabar, me gustaría que me dijeras si en todos estos años hay alguna pregunta que no te hayan hecho y que te habría gustado contestar.
D.P: No sé, yo es que suelo ser muy sincera y no tengo problema en contestar. Sí siento que el miedo en su momento me frenó mucho en mi trabajo como actriz. Con los años te das cuenta de que nada es tan importante y de que hay que estar siempre agradecido por lo que tienes… Cuando empiezas con 23 años en una serie de éxito, te puede pasar que te dé vértigo y miedo. Hubo un momento en el que me frené a mí misma e, incluso, llegué a tener dudas sobre si quería ser actriz o no, fíjate. Ahora no tengo ninguna duda, pero en su momento me dio susto todo lo que podía desencadenar eso.
A.C: Muchas veces nos preguntamos si realmente valemos para algo o si seremos capaces de enfrentarnos a según qué cosas cuando, en realidad, esa pregunta viene dada, por ejemplo, por un miedo a ir cada día a un rodaje o salir todas las noches a escena y enfrentarte a un público distinto.
D.P: Claro. Es como que la vida es lo que te está pasando ahora y no otra cosa que te gustaría más o menos que pase o que haya pasado. Cuando eres joven es fácil tener, o al menos yo la tuve, mucha confusión con todo lo que tiene que ver con la fama y con ser actor. Pasan los años y te das cuenta de que esto ha sido y es mi vida, y está perfecta. A veces, uno se puede ahorrar el tiempo de tener miedo pensando en qué pasará, porque lo que tenga que ocurrir ocurrirá.
(Diana lleva: Blusa color granate de Warehouse, Leggins de Amen Couture y Zapatos negros print. Ángel lleva: Pantalón Alpha khaki skinny azul y Cardigan de punto Dockers)
A.C: Diana, siempre es muy bonito verte… Te deseo todo lo mejor y te doy mi más sincera enhorabuena por ese trabajo tan bonito que hacéis en Héroes. Animo a todo el mundo que vaya a verte todos los lunes (20.30H) y domingos (18.00H) a La pensión de las pulgas, porque merece la pena.
TEXTO: ÁNGEL CABALLERO
FOTOGRAFÍA: MOISÉS FDEZ ACOSTA
MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA: SILVIA GIL
ESTILISMO: RAQUEL TREJO
AYUDANTE DE ESTILISMO: ANDREA ALANÍS
AGRADECIMIENTOS: JOSE MARTRET, LA PENSIÓN DE LAS PULGAS, FERNANDO ANDINA.
¡NO TE PIERDAS el próximo JUEVES 29 de ENERO AlgoPasaCom… NACHO GUERREROS!